viernes, 22 de marzo de 2013

Crónica: Mumford & Sons - Palacio de Vistalegre (Madrid)


Mumford & Sons y el folk inundan Madrid




Mumford & Sons visitaban la capital por primera vez. Y se notaba. Tras agotar las entradas para La Riviera el mismo día en que salieron a la venta, fue necesario trasladar el concierto al "temido" (ayer la acústica respetó bastante) Palacio de Vistalegre para que pudiera ir todo aquel que se había quedado sin entrada.


Una vez dentro y tras un control más exhaustivo que en otras ocasiones, mucho menos de medio aforo recibía a Jesse Quin, el bajista de los británicos Keane, que presentaba su proyecto en solitario acompañado exclusivamente por una guitarra (y un violín en el último tema). Quizá no ayudó demasiado la gente, que no paraba de hablar, tampoco benefició mucho la acústica, con demasiado eco, seguramente debido a que en ese momento el Palacio no presentaba una buena entrada, ya que el sonido mejoró bastante cuando comenzó la afluencia de gente.



Con más pena que gloria se retiró Jesse Quin, dando paso a Deap Vally. El dúo formado por Lindsey Troy (guitarra y voz) y Julie Edwards (batería y coros), se anotó el punto rock de la noche. Muy a lo The White Stripes o The Black Keys repasaron su corto pero gran repertorio con temas como "Lies", "End Of The World" y "Gonna Make My Own Money" y la increíble voz de Lindsey como estandarte lograron ganarse al público y hacer entrar en calor a éstos. 
Para varios de sus temas contaron con la ayuda de los propios miembros de Mumford and Sons (Ben, Ted y Winston las acompañaron en el escenario).


Tras ellas, llegaba el plato fuerte. Tras media hora de espera y alrededor de las 21:45 hacían aparición Mumford & Sons. A la formación, Marcus Mumford ,Ben Lovett , Winston Marshall, y Ted Dwane, les complementaban varios instrumentos de viento, una batería de apoyo y un violín.

Entre el delirio de la gente el show comenzó con nada más y nada menos que "Babel" y "I Will Wait", dos pesos pesados dentro de su repertorio que metieron de lleno al público desde el comienzo. Los cientos de bombillas que adornaban Vistalegre empezaban brillar intermitentemente, realizando un gran juego visual que, eso sí, se apreciaba mejor desde la grada.

Siguieron con "Whispers In The Dark", perteneciente también a "Babel" para enlazar, tras los múltiples "gracias, muchas gracias" de Marcus, con varios temas más calmados como fueron "White Blank Page", que sonó grande, enorme, muy coreado (al igual que absolutamente todas las canciones que se pudieron oír ayer) por todos los allí presentes; el emotivo "Holland Road" y la preciosa "Timshel".

Poco duró el respiro pues llegó "Little Lion Man", y, con ésta, el delirio, los saltos, los brazos en alto: la fiesta.
El propio Marcus preguntaba a la gente que cómo se decía "party" en español, a lo que tras oír la palabra "fiesta" bromeaba con Winston con la similitud entre ésta y "siesta". No faltaron, por supuesto, los habituales bailes del último.

 Seguirían con "Lover Of The Light" y la profunda "Thistle & Weeds", con unos "I will hold on, I will hold on hope" muy sentidos, infinitos y coreados, con esa atmósfera  in crescendo tan particular que tiene este tema concluyendo casi a ritmo de susurro.

 Sonaron "Ghosts That We Know" y "Awake My Soul" que dieron paso a un tema de esos que no puedes parar de bailar, cargado de buen rollo; sí, "Roll Away Your Stone". Finalizaron (antes del encore) con "Dust Bowl Dance", momento en el que Marcus se sentó a la batería, concluyendo el tema con un potente torbellino de sonido y mostrando que también son capaces de "hacer ruido".

Se marcharon para un breve descanso, y volvieron acompañados de Jesse Quin (a la batería) y el dúo de Deap Vally (Lindsey a la guitarra y voz y Julie a la pandereta) para interpretar, todos juntos, una versión del "Baby Don´t Do It" de Marvin Gaye en el que de nuevo pudimos apreciar la increible voz de Lindsey.
Se quedaron solos en el escenario y dos temas más sonaron. "Winter Winds" no faltó y, por supuesto, no podíamos irnos de allí sin escuchar "The Cave", olía a despedida, la gente entró en éxtasis, sin duda     fue el broche de oro a esa gran noche.

<333Si hay que poner algún "pero" sería el de aquellas canciones que no sonaron: "Sigh No More", "Hopeless Wanderer", "Below My Feet", "I Gave You All", "After The Storm" o "Where Are You Now" fueron claros ejemplos de que los dieciséis temas supieron quizá a poco.

Aún así quedó claro que el folk no sólo queda relegado a terrenos más áridos, sino que puede llegar a  triunfar de la manera con la que lo están haciendo estos londinenses. Durante todo el concierto estuvieron muy agradecidos a toda la gente que allí se encontraba, se veía que estaban cómodos y, disfrutando, en constante sintonía con el público.

En materia de sonido sólo hubo problemas con Jesse Quin, la acústica de Vistalegre respetó bastante tanto a Deap Vally como a los propios Mumford.

Respecto a la organización cabe decir que sí hubo incidentes en relación a la pista.
A pesar de que se vendieron todas las localidades, ésta no estaba llena en su parte final debido a la sobreprotección ejercida para evitar una excesiva aglomeración de gente, lo que nos hace preguntarnos si gente que tenía entrada de pista tuvo que verse obligada a irse a la grada.

Un concierto de: 8


Fotografías: Victoria Espinoza

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